¿Es que el hombre contiene en su ser las semillas del mal? ¿Acaso, aunque sea colocado en un paraíso perfectamente constituido para él acaba por envenenarlo, poco a poco, con sus propias envidias y deseos? Me temo que tal vez estemos culpando a la Cárcel por nuestra propia corrupción. Y no me excluyo a mí mismo, pues yo también soy un hombre que ha defendido sólo sus propios intereses.
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