Aunque te recuerde con amor, tu perdida desgarra mi cariño en lágrimas como puños cada vez que me acuerdo de aquella vez que me regalaste una bola de la maquina, y de ahí salió un payasito de porcelana con el pelo tan suave como el terciopelo. Cuando bebías de tu vaso el vino Don Simón o las veces que me veías o hablabas con migo después de un tiempo tu manera de decir siempre lo mismo "Hola cariño". La última vez que te vi no pudiste decírmelo, por que ya habías muerto. Y me mata el hecho de saber que tuve la oportunidad de estar más a tu lado. Ahora que no estás, es cuando más te necesito. Haré que estés orgulloso de mí, abuelo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario