El tiempo es el ladrón de la memoria

viernes, 12 de agosto de 2011

Late

Estoy tirada en el sofá, frente al televisor. Cambiando una y otra vez de canal... me levanto y voy hacia la ventana, aparto la cortina que cae blanca y poso mi mano sobre el cristal, su mano va a la mía, me giro y la veo a ella, de pelo rubio y corto con sus ojos verdes, un piercing plateado en la nariz y sonriéndome dulcemente. Pero ella no estaba ahí y yo seguía acostada en el sofá. Decido levantarme y a paso lento y sosegado me senté en frente del teclado que teníamos en el salón y comienzo a tocar una melodía, de repente no son solo mis dedos los que están tocando. Ella está a mi lado haciendo el acompañamiento, pero cuando me doy cuenta, no hay nadie a mi lado y solo estoy tocando yo. Suspiro, y voy a la cocina, meto un vaso de leche en el microondas y cuando miro a los fogones me veo a mi jugando con su pelo, mientras ella con una cuchara de madera y una sonrisa en la cara me da a probar la salsa que estaba preparando. Saco la leche del microondas y ya no nos vi. Dejé el vaso medio vacío o medio lleno en la encimera y fui al baño. Me miré en el espejo y me vi descuidada, mi pelo negro estaba recogido en un moño mal hecho y mis ojos azules no tenían alegría, entonces escuche la ducha encendida y las risas de dos chicas en ella, fui corriendo descorrí la cortina, y no había nadie... cerré los ojos y escuche que de la habitación se oía una canción, cuando entré vi el tocadiscos encendido y me vi bailando y haciendo la tonta junto a ella, pero, al darme cuenta... no estaba, y el tocadiscos estaba apagado. Miro a la cama y me vi a mi escuchando como me tocaba la guitarra, me vi junto a ella viendo una película romántica, me vi dándole un beso y me vi durmiendo junto a ella... pero, la cama seguía vacía. Me acerqué a la mesita de noche y de un pequeño baúl saqué una pulsera artesana y unas fotos hechas con una pollaroid en las que salíamos ella, Julián y yo. De repente estoy en el balcón mirando hacia abajo, estaba alto... y en una caída vi que estábamos en el coche y de repente... pero, aquello ya pasó y yo no estaba cayendo, me di la vuelta y vi a mi amigo Julián, y al verlo fui a él y le abracé entre un largo sollozo y no pude evitar imaginármela a ella notando como late su corazón, que en realidad, ya no late.

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